Hola, ¿cómo están? Por acá todo está, como dice El Mató, más o menos bien. Y no solo estoy medio obsesionado con el clima y sus estaciones sino también con lo que las estaciones sugieren: que el tiempo pasa y no frena. El otro día vi en instagram una foto de unas amigas de la época en que trabajaba en una revista cultural de Buenos Aires. Están sentadas a la mesa de un bodegón, atrás se adivinan unas letras en neón verde, un reloj pulsera, ningún celular a la vista. Lo que me impactó fue que esa foto era de hace 20 años. Veinte años. XX años. No importa cómo lo escriba, igual me parte la cabeza. En esa época me dedicaba a buscar actividades culturales de la ciudad para completar la agenda. Todavía me resuenan algunos ciclos: de jazz, de música electrónica, de gente que se juntaba a leer sus escritos. Cada semana durante tres, cuatro años, escribí la agenda cultural de la revista Llegás. Y ahora, en una de esas vueltas de la vida, veinte años después, acá estoy, tipeando que este fin de semana hay algo para hacer y que está bueno y que ojalá que vayas. Posando sin saber en una foto que alguien va a encontrar dentro de veinte años.