Venus Guerezta: “La obra se estalla constantemente a sí misma”

“Yo lo conocí a Sebas Fanello yendo a ver sus obras, y ahí me dije, este teatro quiero hacer”, cuenta Venus Guerezta, una de las actrices de Socorro Desnuda al otro lado de la videollamada. Fanello suele cruzar el teatro con el activismo, sus obras “Suburbia”, “Feminazi”, “Disney Boys” y la primera co-producida con la colectiva feminista La Revuelta “Al pie de la teta”, colocan en tensión sentidos impuestos y también construidos, socialmente y desde los feminismos.
Convencida y entre risas, Venus resume que “ahí, en las obras de Sebas, había una punta por donde seguir haciendo, y en la carrera se rumoreaba que había que llegar hasta Sebas Fanello, que estaba en los últimos años, en dramaturgia, porque te deschavaba y te revolucionaba todo”.
Venus es Licenciada en Arte Dramático por el Instituto Universitario Patagónico de las Artes (IUPA) y estudiante del Profesorado en Danza Contemporánea en el mismo instituto. Cuenta que un año después de estudiar y trabajar en conjunto con el dramaturgo, fue convocada junto a otras dos actrices para hacer Socorro Desnuda.
La obra es la segunda que surge del intercambio entre el director y dramaturgo y La Revuelta, colectiva feminista de la ciudad de Neuquén. Se completa con las actuaciones de Venus Guerezta, Iara Alfaro y Pierina Ragadali. Tanto el elenco como La Revuelta coinciden en que el texto, corporizado en la escena, dice cosas que en estos tiempos deben ser gritadas.
“Socorro Desnuda” se estrenó en el 36° Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias que tuvo lugar en San Carlos de Bariloche, entre las elecciones primarias y generales de la Nación, en un clima por demás complejo para los feminismos, siempre plurales y diversos.
Al día de hoy recorrió salas en Neuquén, Bahía Blanca, Necochea, Villa Regina, San Martín de los Andes, Villa la Angostura, La Plata y CABA. Luego de presentarse en la localidad de El Bolsón, continuará su gira por Córdoba.
Los circuitos del arte -y el arte- que crean los feminismos
Venus afirma que: “desde ese estreno, creo que es totalmente otra obra. Y eso me parece lo más rico y lo que más valoro de este recorrido de giras, cómo la obra se va alimentando, creciendo, aumentando y encontrando sus matices, sus momentos dependiendo de cada lugar y espacio. Cada territorio afecta a la obra de una manera diferente, y ese es un desafío que a nosotras como intérpretes y como elenco, nos encanta atravesar”.
“Venimos de Buenos Aires, de capital y de La Plata. Y fueron funciones polémicas, fueron funciones que no dejaron tranquilo ni al público ni a nosotras. Fue un desafío muy grande estar en esos públicos”, dice la actriz sureña.
“La obra plantea, por así decirlo, un mensaje y una especie de solución a la violencia atroz que vivimos diariamente y la solución no es nada tranqui. La verdad es que un poco, las personas que la hacemos, apoyamos ese planteo, porque en el estado de alerta y crisis en el que vivimos no encontramos otra respuesta” dice Venus e ilustra: “Hoy caminando vi un graffiti que decía ‘nos dejarán de matar cuando ellos tengan miedo’. Y eso es seguir fomentando la violencia, y seguir fomentando el odio, pero a la vez, las únicas que vivimos con miedo somos nosotras, entonces no sé si es ‘ok, que ellos tengan miedo’, sino preguntarnos por qué vivimos en una total diferencia, y en un abismo que nos separa en las realidades. No se siente el mismo miedo caminando a la noche si sos un varón o si sos una mujer, es tan simple como eso. Hay una diferencia en cómo percibimos la vida y la realidad, en nuestro contexto social. Dependiendo en qué lugar estemos de la sociedad, somos mucho más o menos vulneradas, pero en toda medida vivimos en esa crisis”.
Fanello, fiel a su estilo, arrastra su texto al límite de las violencias del mundo y el sistema en el que vivimos. La obra, que ficciona hechos reales, surgió un año después de la aprobación de la Ley 27.610 que reglamenta la Interrupción Voluntaria y Legal del Embarazo en todo el territorio nacional. En ese sentido, busca reflejar las injusticias que aún perduran en el acceso al derecho para las mujeres y otras personas con capacidad de abortar.

Un principio, “la gota que rebasó el vaso”
El texto terminó de madurar en febrero de 2023, tras un doble femicidio en el barrio Los Hornitos, en Neuquén, que tocó muy cerca al dramaturgo. Para Venus Guerezta “fue la gota que rebasó el vaso para que Sebas se ponga a terminar esa obra que estaba escribiendo e iba en esta línea sobre las socorristas, sobre los feminicidios y las violencias que vivimos las mujeres diariamente”.
A partir de ese momento, domingo a domingo el elenco se reunió en la Casa Revuelta para ensayar, pero también para abrazarse y crear una obra que nos interpele ante las violencias que atraviesan cotidianamente. “Socorro Desnuda” trata sobre el aborto, una práctica histórica y también un derecho adquirido por la marea verde en nuestro país. Asimismo, cuenta de sus ribetes y dimensiones, así como de sus puntos de contacto con otras temáticas.
Venus asume que la obra “tiene su posicionamiento, y es uno que incomoda, que pone un poco en jaque ciertos discursos del feminismo, que se interpela a sí misma y al propio feminismo y también enaltece y pone en valor el trabajo de las socorristas, que es otra rama del activismo. Esta acción de socorrer, de la puja de la ley del aborto y lo que eso conlleva en términos de decisión y de la vida de las mujeres y quienes portan útero y deciden no llevar adelante un embarazo”.
“La obra tiene muchos puntos de quiebre, muchas risas también, entonces te deja en ese juego de preguntarte de qué te estás riendo, y a la vez sin saber si lo que se está diciendo es tan así, y al mismo tiempo te convence. Se da vuelta todo el tiempo, la obra a sí misma se estalla, se estalla constantemente. Y como espectadora quedás ahí, entre una cosa y la otra.”
¿Dónde encontrás la potencia de la obra?
-Para mí la acción más potente de hacer arte, de hacer teatro y poner mi cuerpo en escena, es hacer tambalear un poco a quien me ve. Sea para incomodar, para que coincida o no conmigo, que se vaya feliz, se vaya triste o se duerma. Me parece que es eso: que algo te pase. Una siente todo en la escena, de cómo está recibiendo el público, si se ríe, si llora o no llora, si te mira o mira para otro lado. En las últimas funciones sucedió todo.
La obra tiene su propio texto, y sus propias actuaciones, y en las últimas funciones dejó desconcertado al público. O por lo menos lo dejó preguntándose. También dejó desagrado. Y creo que está bueno, en estos tiempos, plantear cosas. Volver a charlar, volver a discutir lo que dijimos, seguir pensando y que la obra no funcione como una división sino como justamente un lugar para seguir pensándonos.
¿Cuál es tu relación entre el teatro y la danza?
-Para mí es una segunda pata en la carrera, me ayudó en la interpretación, la expresión corporal y el movimiento. Justamente es relacionarme con ese otro, esa otra que ve. Me aporta una mirada más contemporánea, en la que yo hago mucho pie. Hay algo de la performance y la liminalidad escénica que a mí me llama mucho la atención. Me gusta estar en esos límites, en esa ambigüedad. Mi carrera se viene construyendo en esa línea entre la investigación, el diálogo entre el teatro y la danza, en sus límites y sus encuentros.
¿Encontrás en la devolución del público cosas que te modifican como actriz?
-Si, totalmente. Son lugares de inflexión en la profesión misma. Una vuelve sobre una misma y se pregunta si seguir sosteniendo o no la toma. Preguntarte si queres llegar a algunos lugares, difundir algunos mensajes. Porque también hay un agenciamiento muy grande en los cuerpos que nosotras construimos para bancar la ficción. Nuestra ficción está muy consolidada desde ahí, desde la carne y el hacer en concreto, con nuestras manos, nuestros pies y nuestros movimientos. Un poco el texto es de todas, nosotras lo decimos como lo decimos, le damos cuerpo y voz a eso que está escrito pero está pasando. En un momento ya es algo que estoy diciendo yo, y a la vez Cándida, mi personaje. Y esas capas, a mí, me encantan. Es como te digo, si sigo estando ahí, en esos lugares, es porque hay una convicción muy grande que me sostiene.
Mi relación con el arte es sin temor a incomodar, o desagradar. La verdad es que es una actividad en este mundo hegemónico, en el que estamos todo el tiempo buscando embellecernos, buscando una imagen que nunca llega y que tampoco sabemos si es la real, que elijo. Estar en esos ámbitos de realidad dentro de la ficción que me ampara, pudiendo provocar esas emociones, de desagrado, de enojo y de incomodidad, me encanta. Porque la actuación es una provocación constante. Entonces nada mejor que provocar teniendo algo para decir, no es solamente estar haciendo algo sino estar diciendo algo. Un mensaje que no es sólo mío, es también el trabajo de las socorristas. Hay toda una distancia en la que yo también soy quien está diciendo, y justamente en esa distancia es en la que puedo decir. Para nosotras es un agenciamiento muy grande hacia los discursos. Y como elenco nos pasa que somos provocadoras, no necesariamente queremos agradar.

Cuando decís que “este es el teatro que vos queres hacer”, ¿te referís, en parte, a la provocación?
-Sí, incluso como Sebas ha sido mi docente, y en este rol de director, he aprendido un montón de cosas que son mucho más ricas y valiosas que las que pude adquirir en la institución, porque hay otras redes que nos contienen. También fue llegar a la confianza de entender la barrera que nos ampara, y saber que las correcciones no son personales, y poder meterse en la ficción. Aprendí muchas herramientas de provocación y para provocar, para incomodar y bancar incomodar. Que esa incomodidad sea mi alimento y no me bastardee la escena.
Las obras de Sebas son bien carnales, van al hueso. Y me parece que el teatro es eso, una no tiene que estar pidiendo perdón ni disculpándose. El teatro siempre fue un lugar de catarsis, de expresión de lo que es la sociedad. Y si la sociedad es como es, el teatro tendrá su trabajo, y será su reflejo y su espejo. Entonces preguntémonos qué es lo que está pasando.
¿Es Socorro Desnuda un antes y después en tu carrera?
-En mí marcó una especie de estética y de camino. Lo que sucede es que en el Valle suelen ser un poco chatas, y cuando encontré ese relieve, ese lugar más profundo, donde existe una base de pensamiento, un sentido conceptual desde el que hablar, me dije a mí misma que sí, que esto es lo que me gusta. Esta obra me dio mucho crecimiento, justamente por las giras, que son sopapos de realidad y aprendizaje constante. La conversación post, con gente que no te conoce.
Llevarla a El Bolsón es para mi el desafío más grande de toda la gira. Porque yo nunca actué ahí, desde que empecé a actuar. Va a ser como un debut, no quiero pensarlo tanto. Pero también sé que los movimientos que suceden ahí hacen de sustento, hay una red armada con las socorristas. Y, casi siempre lo decimos, la obra es para ellas. Para su laburo, su gestión, su red y los lazos que supieron armar, que bancan un montón de realidades.
Es interesante pensar desde el lugar que una se fue, en tanto rol en la sociedad al que una desobedece y también quitándose el prejuicio de ser la “hija de, hermana de”. Desde una mirada feminista, una desobedece a lo asignado o lo que “debería ser” socioculturalmente y al volver al pueblo natal, desobedece a lo que imaginaron otros que una es. ¿Te pasa algo así?
-Todo eso que dijiste, sí. Es algo que me pasa, personalmente con el lugar. Y también traer esta obra, que te posiciona. Esto soy, y esto soy ahora también. Es desprenderme de eso que alguna vez fui, alguna vez conocí y conocieron de mí. Y conocer el lugar también, porque nunca hice una obra ahí, y no sé cómo es el público de El Bolsón. Conozco el Festival, de la diversidad, de las disidencias. Y me siento, en algún sentido, apoyada por el lugar y sus movidas estéticas. No lo siento un pueblo conservador. Tiene de todo lo que ya sabemos, como en todo lugar. Pero tiene una diversidad muy interesante, y esta obra, que no es amiga de nadie al fin y al cabo, porque es estallada y se hace mierda a sí misma, es sembrar un signo de pregunta. Me gusta pensar que va dejando eso, una semillita, un rastro a donde va. Ojalá se encienda eso, y pueda generar pensamientos. Otras formas de concebir la actividad y el feminismo, las redes de aborto, con quién lo hago y cómo lo hago. Cómo lo seguimos haciendo.
¿Es como una pregunta lanzada al futuro cercano?
-Sí. Preguntarnos qué hacemos con nuestras muertas, con la violencia y el miedo que nos atraviesa. Qué hacemos con los violadores. Y así, la obra va sondeando varios caminos del ser mujer y ser feminista, y del feminismo en sí. Y también, de lo que tenemos que hacer para cuidarnos.
“Socorro Desnuda” se presenta este sábado siete de septiembre, en la Sala Eguer Puerto del Centro Cultural Eduardo Galeano, en calle Onelli 2871 a las 21 horas. La función al terminar contará con la presencia tanto del elenco como de la colectiva organizadora Socorro Rosa Comarca Andina para abrir la palabra al debate con el público.
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