Esta semana comienza el juicio por Otoño Uriarte


Camila Vautier
noviembre 25, 2024
Este 26 de noviembre comienza el juicio por el femicidio de Otoño Uriarte. Diez audiencias, setenta testigos, cuatro acusados y una pregunta que, después de 18 años de impunidad, espera respuesta.
Otoño Uriarte tendría ahora 34 años. ¿Sería veterinaria como soñaba de chica? ¿O iría a pasear a la feria de El Bolsón, donde pasó días enteros durante los veranos de su infancia? ¿Seguiría jugando al voley, tal vez, enseñando a las más chicas las técnicas que ella, como buena jugadora que era, sabía muy bien hacer?
Otoño tenía 16 años cuando la desaparecieron, la noche de un 23 de octubre de 2006, mientras regresaba a su casa en la zona de chacras de Fernández Oro. Un pueblo pequeño del valle de la provincia de Río Negro al que había llegado a vivir hacía poco con su familia y donde no tardó en hacerse querer. Acaso por su personalidad extrovertida, su voz de tanguera, sus ojos azules. Acaso porque ella era así, simplemente amiguera.
Por eso la buscaron tanto. Su papá, sus hermanas, su familia. Sus amigas, amigos, sus profes de la escuela, el cura del pueblo, personas que sólo la conocían de vista o no la habían visto nunca pero salieron igual porque la querían con vida. Rastrillaron a tientas los pastizales, guiados por la policía. Hicieron marchas todos los días que se replicaron también en El Bolsón. En cada poste de luz o vidriera de los negocios de Fernández Oro o de Neuquen o de Cipolletti, había un cartel con su cara. Un cartel que decía “se busca”.
El cuerpo de Otoño fue hallado seis meses después, el 24 de abril de 2007, en las escotillas de un canal de riego. En ese tiempo no existía la palabra para nombrar esa muerte. El femicidio se incorporó al Código Penal recién en 2012, faltaban ocho años todavía para Ni Una Menos y aún así, la lucha por Otoño trascendió. Se conformó la Asamblea y la rabia se empezó a organizar para sostener la memoria y reclamo por la verdad que duraría casi dos décadas. Hasta ahora.
Este martes, después de 18 años, comienza al fin el juicio por Otoño Uriarte. Los acusados son cuatro: Néstor Ricardo Cau, Germán Ángel Antilaf, José Hiram Jafri, Maximiliano Manuel Lagos. Eran seis, pero dos de ellos fueron sobreseídos. Juan Calfiqueo por prescripción, en tanto no estaba imputado como coautor sino como encubridor (misteriosamente, la pericia orodológica sobre su auto se “perdió” del expediente). Y Federico Saavedra, el último que estuvo ese día con Otoño. Sobre él se creyó que podía haber sido el entregador, pero luego se comprobó que no tenía conexión alguna con el resto de los imputados.
Habrá audiencias los días 26, 27, 28 y 29 de noviembre. El 2, 3, 4, 5 y 6 de diciembre. Y se adicionaron dos más: una el 9 y otra el 23 del último mes del año. De 8:30 a 13:30 horas y de 14 a 16 horas, frente al Tribunal Colegiado integrado por la Dra. María Florencia Caruso, el Dr. Juan Pedro Puntel y la Dra. Amorina Sanchez Merlo, en la Sala N° 6 de la Oficina Judicial Penal de Cipolletti, desfilarán alrededor de 70 testigos.
Redes de trata y complicidad policial
Las sospechas de que las redes de trata de personas podían estar detrás de su desaparición empezaron, desde la búsqueda, a sobrevolar el caso. El 7 de abril de 2007, el Diario Río Negro publicó unas escuchas telefónicas, solicitadas en el marco de la investigación por Otoño, que revelaban la connivencia entre policías de la comisaría de Choele Choel y proxenetas. En la conversación, el dueño de un cabaret y el oficial de guardias hablan de “fichar” a una chica de 15 años.
En 2006, quien ocupaba el cargo de subjefe de la Policía de Río Negro era el comisario Victor Ángel “Tito” Cufré. Conocido como “el mariachi” entre los suyos, fue el primero en declarar públicamente, al inicio de la investigación, que Otoño “se fue por su propia voluntad”. En 2007, año del escándalo de las escuchas, fue ascendido a Jefe de la Policía. Desplazó así a Jorge Ucha, un policía instruido que llegó a ser distinguido con el premio Vocación Académica, e instaló el ala dura dentro de la fuerza. En 2010, llegó a ser Secretario de Seguridad del gobierno radical de Miguel Saiz. Actualmente cumple condena por las muertes de Sergio Cárdenas y Nicolás Carrasco, ocurridas durante la represión policial del 17 de junio de 2010 en Bariloche, después del asesinato, también en manos de la policia, de Diego Bonefoi.
Pero Cufré no fue el único policía involucrado en la deficiente investigación por Otoño que fue beneficiado con ascensos. Ives Vallejos fue promovido en 2010 a primer jefe de la Regional Quinta en Cipolletti. Él era el comisario de Fernández Oro en 2006 y será uno de los que deberán declarar en el juicio. Quizás pueda dar respuesta a una de las tantas incógnitas no resueltas: ¿cómo supo la vestimenta que llevaba puesta Otoño al escribir el radiograma emitido al instante al resto de las comisarías, si Roberto Uriarte no se lo había dicho en la denuncia?
Mala praxis judicial
La primera jueza que tuvo la causa fue María del Carmen García García, quien procesó dos veces al mismo grupo de sospechosos. La primera vez, la Cámara Criminal lo declaró nulo ya que se les había imputado el homicidio y el encubrimiento al mismo tiempo, algo jurídicamente imposible. Cuestionada por el mal desempeño en la investigación, García García se tomó licencia y no volvió al caso. En 2012 tuvo un juicio político en el que se la removió de su cargo por “ineptitud psicológica”.
En 2014 la jueza Sonia Martín sobreseyó a los seis imputados con el argumento de que no existían pruebas suficientes para procesarlos. En 2017, el Superior Tribunal de Justicia revocó los sobreseimientos. La causa llegó hasta la Corte Suprema de Justicia, donde durmió tres años, hasta que en 2020 en una breve resolución habilitó a seguir investigando.
El 2020 es un año clave para el avance de la causa. En primer lugar, pasó de Cipolletti a Roca y tomó las riendas del caso la fiscal Teresa Giuffrida, quien logró que la causa fuera declarada compleja, lo que habilitó otro año más de investigación para realizar pericias forenses.
La segunda clave fue el ingreso de la abogada Gabriela Procopiw a la querella. Presidenta de la Asociación Madres que Rompen el Silencio, con experiencia en acompañamiento en casos de violencia de género, Procopiw le dio un nuevo impulso a la investigación con la incorporación de testigos protegidas que declararán en el juicio y podrían develar la conexión entre el femicidio de Otoño y la trata de personas. Hipótesis que, hasta ahora y en medio de las numerosas irregularidades de tuvo la investigación, no se pudo comprobar.
Los imputados serán juzgados por «privación ilegítima de la libertad agravada por su duración en el tiempo, participación de más de tres personas, por ser la víctima menor y por el resultado muerte», la misma imputación que se utilizó para poder condenar a Claudio Kielmazs en el primer triple crimen de Cipolletti.
Aunque ya desde la familia y la Asamblea por Otoño no esperan justicia porque “justicia sería que esté viva”, el juicio será fundamental para acercarse a la verdad y responder de una vez esa pregunta que desde hace 18 años sigue sin respuesta: ¿qué pasó con Otoño?
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