La carta de una amiga de Otoño a los jueces del tribunal: “Con la angustia en el pecho, un nudo en la garganta y el corazón en la mano, les pido que se haga justicia”


Camila Vautier
Enviada especial LTP
diciembre 3, 2024
Leire Segovia era amiga de Otoño Uriarte, estuvo con ella la mañana del día de su desaparición y fue una de las testigos que declaró haber recibido amenazas durante estos años. Antes de sentarse ante el tribunal que lleva adelante el juicio oral y público por el femicidio de su amiga, les escribió una carta que no pudo entregarles en mano. En esta nota, su escrito.
“Sres jueces: soy Leire Segovia, amiga y compañera de Otoño Uriarte. Otoño. No saben lo increíble y hermosa que era Otoño, una chica que aunque la vida le sacó más de lo que le dio, jamás dejó de sonreír y no saben la sonrisa hermosa que tenía”, inicia la carta que Leire esperaba hacerle llegar a las juezas Maria Florencia Caruso Martin, Amorina Liliana Sánchez Merlo y Juan Pedro Puntel, quienes integral el tribunal que juzgará el femicidio de Otoño.
“Unos ojos azules grandes y llenos de sueños, una risa a carcajadas y un vozarrón tan fuerte que podía hacer temblar las paredes si quisiera. Una piba sencilla, humilde y de corazón enorme, amante de los deportes, buena amiga y compañera”, continúa.
Pasaron casi dos décadas desde el momento en que vio a su amiga por última vez, ¿qué significa la ausencia de una amiga en la vida de una? “No saben lo que han sido estos 18 años sin ella, 18 años de angustia, de dolor, de miedo, de incertidumbre, 18 años de caminar con la impunidad de sus asesinos”, escribe Leire. “No saben lo que es extrañarla, imaginar que hubiese sido de su vida, imaginar verla convertida en una profesional o siendo mamá o quizás, una ama de casa, pero feliz y viva”.
“Por eso hoy, con esta angustia que tengo en el pecho, con un nudo en la garganta y el corazón en la mano, les pido a ustedes, que de una vez por todas se haga justicia. Son
ustedes los encargados de impartir esa justicia acá en la tierra, que Dios, el universo o en quienes ustedes depositen su fe, los ilumine para tomar la mejor decisión”.
“A nosotros, su familia, amigos, compañeros, docentes y defensores nos guía ella. Gracias”, concluye