Después de 18 años, los cuatro acusados en el juicio por Otoño Uriarte son culpables: qué dice la sentencia y la palabra de su padre

El Tribunal conformado por la jueza María Florencia Caruso Martín, junto a los magistrados Amorina Sánchez Merino y Juan Pedro Puntel, declaró culpables a Néstor Ricardo Cau, Germán Ángel Antilaf, José Hiram Jafri y Maximiliano Nahuel Lagos por el delito de privación ilegítima de la libertad agravada, con resultado de muerte, en carácter de coautores. Fue este miércoles en la Oficina Judicial de Cipolletti, donde se llevaron a cabo todas las audiencias del juicio. El 6 de marzo será la audiencia de cesura donde se determinará la pena, que para esta calificación legal es la prisión perpetua.
“No existe duda de que los cuatro traídos a juicio han sido responsables de la muerte de Otoño Uriarte. Todos en grado de coautoría. Todos tenían conocimiento y aceptaron la comisión de los hechos, respondiendo penalmente de la misma manera”, sentenció la jueza Caruso Martín. Explicó, además, que para la existencia de la coautoría no es necesario que cada imputado haya realizado todos los actos que constituyen el delito, pero sí que hayan contribuido de alguna manera y todos estén de acuerdo. Es decir, que hubo un plan para secuestrar a Otoño.

La magistrada sostuvo que el caso, por tratarse de una mujer menor de edad debía tener un “doble plus protectorio” y que “debe analizarse con amplitud probatoria indiciaria donde quizás las pruebas científicas no fueron la base, pero sí la prueba indicial, testimonial y odorológica, las cuales deben ser analizadas en conjunto no aisladamente”.
Más allá de no aplicarse la figura del femicidio, los derechos consagrados a las mujeres surgen de la reforma constitucional de 1994, recordó la jueza: “Argentina se comprometió internacionalmente para prevenir, sancionar y erradicar la violencia de género, sancionando a los responsables con la amplitud probatoria que estos hechos requieren”.
El Tribunal también dispuso la prisión preventiva para los tres que llegaron al juicio en libertad: Cau, Jafri y Lagos. La decisión fue tomada a raíz del comportamiento que tuvieron a lo largo de todo el juicio, como cuando Lagos se dormía. También llegaban tarde o en estado de ebriedad. Se fueron detenidos a diferentes comisarías hasta tanto se habilite un cupo en el Servicio Penitenciario. El cuarto, Antilaf, ya se encuentra preso por otro delito.

“Fueron considerados culpables, aunque el aparato de impunidad sigue intacto”, reflexiona Roberto Uriarte, el papá de Otoño, desde El Bolsón. No pudo viajar a Cipolletti a causa de los incendios que afectan a la región. “¿Cómo hablar de justicia cuando acá solo existen cuatro responsables?, no nos cansaremos de anunciar que justicia sería que Otoño estuviera acá con nosotres, la justicia debemos exigirla para quienes estamos con vida y que se cumpla”, plantea.
Por su parte, la abogada querellante Gabriela Prokopiw dijo al salir de la audiencia a un canal de televisión: “Al fin después de 18 años hemos podido hacer que los responsables del caso de Otoño Uriarte queden tras las rejas”.
Qué dice la sentencia
Para la jueza María Florencia Caruso Martín, quedó por probado que los cuatro acusados son penalmente responsables del secuestro y muerte de Otoño Uriarte, que ninguno de ellos actuó solo sino que hubo un plan previo del que no se descartan que hayan participado otras personas.
De hecho, a lo largo del juicio, quedó planteada la existencia de complicidades y encubrimientos especialmente de la policía, pero Roberto Uriarte también habló de las dilaciones del Poder Judicial. Al respecto, sostuvo que esas acusaciones “deberán ser materia de análisis de las partes y en tal caso realizar las acusaciones necesarias”. “No es este el tribunal que debe resolver sobre cuestiones que no fueron investigadas ni traídas a juicio”, aseguró. Quedará en manos del Ministerio Público Fiscal recoger el guante de la causa Otoño II para investigar en profundidad estos aspectos.
En diálogo con La Tercera Puerta, el padre de Otoño reafirmó su postura: “No niego las responsabilidades de estos cuatro acusados, pero tengo el convencimiento de que trabajaron para alguno de los funcionales o funcionarios que hicieron que este proceso durará 18 años”.

Los hechos
El 23 de octubre de 2006, Otoño Uriarte salió de su casa temprano junto a sus hermanos en la bicicleta roja de su padre porque la suya, una playera azul, estaba pinchada. La dejó en casa de su amiga y compañera, Ercilia Zarrabaitia, y siguió rumbo a la escuela. Ercilia vio la bicicleta apoyada sobre la pared del garaje de su casa pero al regresar de gimnasia, a eso de las nueve de la noche, la bicicleta ya no estaba.
Ese día tuvieron clase hasta las 13 horas y luego hasta las 13:30 estuvieron en la galería, comieron una hamburguesa, después tuvieron clase de educación física en el predio Ciccolo. Fueron varias compañeras todas juntas y a las 15:30, Otoño se fue con su amiga Adriana Salamanca a la casa de ella. Pasaron la tarde juntas, comieron huevos revueltos con queso y escucharon música. Antes de las 19 horas salieron rumbo al polideportivo porque iban juntas a voley. Al salir de entrenar, Otoño acompañó caminando a otra amiga y luego se encontró con Federico Saavedra, su novio en ese momento, y se quedó con él.
Se despidió de Saavedra cerca de la rotonda, entre calle San Martín y Cipolletti, pasando por Cipolletti. Federico volvió a su casa. Otoño nunca llegó.
Algunas personas más vieron a Otoño en el horario cercano a las 23 horas. Silvina Troncoso, mamá de Leire, ese día a la noche salió con su esposo a caminar por la pista de atletismo y vio a Otoño caminando sola. Otoño cruzó, bajó el cordón y se fue por otra vereda, casi Libertad, donde se suponía que debía estar la bicicleta. La última vez que la vio iba por la rotonda caminando a su casa.
Un matrimonio que también la vio fueron Alfredo Tejo y Alicia Rodríguez. Ellos volvían de la casa de unos amigos en vehículo, camino a la ciudad de Cipolletti. Al llegar al cruce para desviarse a la ruta 65 vieron un auto o una camioneta color blanco, metido marcha atrás en los yuyos, no vio personas en el vehículo, estaba con las luces bajas y vieron a una mujer.
“Luego, a las 00 horas, cuando su papá la llama y no contesta más es evidente que ya se la habían llevado contra su voluntad y luego privado de su libertad”, concluyó la jueza. Ya que, además, el celular fue hallado en calle Kennedy pero fue prendido fuego por el peón rural que lo encontró.

Ives Vallejos, el comisario desmemoriado
Uno de los puntos del debate durante el juicio fue el accionar del entonces jefe de la única comisaría de Fernández Oro, Ives Vallejos. Roberto Uriarte cuestionó que el radiograma emitido minutos después de su exposición sobre la desaparición de Otoño describía en detalle la vestimenta que llevaba puesta su hija pese a que él no lo había dicho.
Sobre este punto, la jueza justificó: “esto el comisario lo explicó mencionando que se preguntó a las amigas y personas que la vieron ese día” y que “no quedaba registro de este proceder”.
“Por más avezados en la investigación que fueran, en veinte minutos parece imposible hacerlo”, sostiene Roberto.
El rol de los acusados
El segundo punto de análisis fue la autoría de cada uno de los imputados, sobre los cuales el Tribunal dio por probadas circunstancias previas, durante y posteriores a la muerte de Otoño que establecen la responsabilidad penal.
Los cuatro imputados conocían a Otoño de Fernández Oro. Tal es así que Otoño semanas antes hizo referencia de ellos a diferentes personas. Por ejemplo, le dijo a su tía y a sus amigas que “el Gato” Antilaf la “molestaba” y que “los hermanos (por Cau y Jafri) le decían cosas”. Como dijo la querella, este era un indicio de acoso.
Cau, Jafri y Antilaf se conocían, eran amigos. El mismo Antilaf dijo que lo conocía a Jafri de invitarlo a robar y de ahí surgió la amistad. Lagos también pertenecía al ámbito delictivo y conocía a Otoño. “Estaban en el mismo ambiente delictivo. Los cuatro se pusieron de acuerdo, idearon un plan para privar de su libertad a Otoño. No fue al azar. Conocían perfectamente los movimientos de la adolescente”, sentenció la jueza.
Por su parte, Cau sustrajo la bicicleta entre las 20 y las 21 horas aproximadamente, con el objetivo de que la joven de 16 años tuviera que volver sola, caminando por una zona oscura, a su casa. “No se puede asegurar que la hayan subido a la fuerza a un vehículo, pero sí que desde allí fue abordada, retenida y reducida. Esto se deduce de que en esa zona se haya encontrado el celular y a partir de ese horario ya no atendía el teléfono”, concluyó el Tribunal.

Los indicios anteriores se vinculan y son corroborados con el testimonio de Héctor Candia, ex amigo de Maximiliano Lagos. Candia contó que eran compadres, salían a robar juntos. Según el testimonio de Candia, en una cena Lagos le contó que habían matado a Otoño, que su tía La Turca y su pareja Cacha Pelada -un conocido narcotraficante de Allen asesinado en 2011- le habían pagado para buscarla, la tuvieron forzada en la casa de “unos hermanos” y luego se tuvieron que “deshacer de ella” porque los rastrillajes estaban cerca.
“De esto puede presumirse que lo de Otoño fue un encargo y que luego sería llevada a un prostíbulo, pero no hay ningún otro dato que lo respalde”, sostuvo la jueza acerca de la hipótesis de que a Otoño la pudieron haber secuestrado para la trata de personas con fines de explotación sexual. “En cuanto a la motivación no se pudo determinar. Se mencionó un fin sexual, una deuda, no fue posible probar este punto. Pero esto no hace que varíe la calificación legal”.
Otoño Uriarte fue hallada sin vida el 24 de abril de 2007 en el desarenador del canal de riego de El Treinta. Cerca de ese lugar, fue encontrado un nylon negro con nudos donde los perros tomaron olores sin identidad, salieron a buscarlos y en línea recta marcaron la casa de los hermanos Cau y Jaffri.
Para Otoño, la verdad
En las puertas de la Oficina Judicial de Cipolletti, Maira Venturini, amiga de Otoño da una entrevista. “Que ninguna amiga tenga que recorrer 18 años para pedir verdad. Ya no estamos pidiendo justicia, queremos la verdad. Venimos esperando este día desde hace muchos años”, pide. A su lado, Marina Anduelo, compañera de voley de Otoño, reclama que “hay otros responsables que hoy no están sentados acá”.
Pasaron 18 años. 18 años de mucho dolor. La causa estuvo a punto de caerse en varias oportunidades.
Baldana, hermana de Otoño, en un mensaje en sus redes sociales, escribió: “de estos años de lucha me guardo el amor y el espíritu que nace donde pareciera que ya no queda nada y tu amor, hermana, que se hizo bandera. Por vos y por todas”.
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